Fernando Pérez Vasquez

Economista
OPINIÓN

DESPACIO QUE VAMOS DE PRISA

Una de las apreciaciones que uno más escucha en la calle o en reuniones respecto al crecimiento de las ciudades es, que por atender todos los eventos del día a día se descuida la mirada visionaria del futuro, sobre el que hay que trabajar consistentemente.
Y que en el ejercicio de las funciones y responsabilidades de los dirigentes se opta por concentrar sus gestiones y limitados recursos a atender las urgencias, -llámese inmediatismos o apaga incendios-, quedando por fuera las metas gruesas del desarrollo económico local.
De ese círculo vicioso no se saldrá hasta que no se actúe con precisión y lógica en la implementación de planes estratégicos para el desarrollo territorial; sin afanes, -sin prisa pero sin pausa-, sin vendedores ambulantes de ilusiones; seleccionando serenamente las prioridades y creando un entorno favorable para la economía hacia donde converjan tanto la opción de la generación de empleo como la atracción de inversiones; que son las que dinamizan el crecimiento regional.
Tenerla clara no significa hacerla ya. Y tenerla clara es determinar la ruta a seguir con respecto a las prioridades, obtener el apoyo de todas las fuerzas vivas locales y apropiar los recursos; porque esto sin plata no funciona. Si no es así, no pasamos de seguir soñando y haciendo solo el dia a dia.
Buscar opciones nacionales o internacionales de manera errática y aislada tampoco generan el impacto de conjunto deseado.
Y después de los juegos pirotécnicos no queda nada.
Entonces diríamos que una visión clara de futuro nos genera eficacia, impacto y credibilidad. Esa visión se construye todos los días con la misma comunidad y lejos de los escritorios.
Y más que el afán de querer hacer todo de manera inmediata, valdría la pena concentrar los esfuerzos para salir de ese tumulto frenético de "hacer por hacer".
Ya Napoleón Bonaparte nos dejó ejemplo con su famoso "Vísteme despacio que vamos de prisa".